Todo parece indicar que Pitágoras nació en la ciudad de Samos (una isla griega al este del mar Egeo) en el año 582 a.C., fue el mismo lugar donde fundó su primera escuela de pensamiento (de marcada tendencia místico-religiosa). Tuvo que abandonar dicha ciudad a raíz de la persecución que vivió por parte del tirano Policrates, lo que le orilló a refugiarse en Crotona (colonia griega en la península Itálica), donde radicó por mucho tiempo, hasta que fue expulsado por los habitantes de dicha ciudad y terminó sus días en Metaponto en el año 507 a.C.
De la vida de este filósofo casi nada puede ser afirmando con certeza, ya que con el paso del tiempo sus discípulos y seguidores elaboraron una gran cantidad de relatos fantásticos en torno suyo, relatos que se confunden entre realidad y/o ficción.
Por lo anterior, más que poder hablar de Pitágoras hay que hablar de los pitagóricos, puesto que no contamos con ninguna obra del maestro y su figura tiende a desdibujarse entre tantas leyendas y hechos fantásticos a él atribuidos. Con lo único seguro con que de verdad contamos es con los comentarios sobre algunas de las prácticas, ideas y costumbres que el grupo seguía.
Los temas esenciales de la escuela pitagórica fueron en torno a las matemáticas, los números y la armonía subyacente en la música. De marcada influencia órfica, dicha escuela siempre mantuvo un carácter esotérico y secreto a su alrededor, se dice que era conformada por una hermandad con profundos intereses religiosos e intelectuales.
Los pitagóricos, en sentido amplio, se interesaban por el estudio de las propiedades numéricas. Para ellos, los números, constituían el fundamento de donde emanaban todas las cosas. El cosmos era regido, pues, por las relaciones matemáticas que dominaban incluso en la armonía entre las esferas celestes.
Se sabe que eran defensores de la teoría de la trasmigración de las almas, por lo mismo vivían en una estricta vida ascética con la que esperaban purificar sus almas inmortales. Sin embargo, a diferencia de las religiones órficas, los pitagóricos creían que solamente el esfuerzo intelectual por descubrir la armonía y la importancia de los números y sus emanaciones, en el universo, eran las claves para alcanzar la total liberación del alma.
El pensamiento pitagórico, a pesar de no contener mucho de filosófico, es importante porque influirá en personajes como Platón; quien basa gran parte de su teoría psicológica en las ideas pitagóricas sobre el alma.
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