22/6/11

La metafísica

Tradicionalmente se ha definido a la metafísica como la ciencia de las últimas razones, una ciencia de lo universal o un estudio que abarcaría a la totalidad del Ser. Sin embargo hay que notar el hecho de que “metafísica” es un término bastante complejo, un concepto que ha evolucionado mucho a lo largo del tiempo y que, por lo mismo, presenta variadas acepciones en el curso de la historia de la filosofía. De ahí que resulte necesario no sólo saber el significado del concepto sino conocer lo que en diferentes épocas se ha dicho sobre esta ciencia.

Fueron los filósofos presocráticos los primeros que se adentraron en los terrenos de la metafísica (aun sin conocerla o entenderla cabalmente); ellos buscando conocer el “elemento primordial” del universo, aquello de lo que se originó "todo", y casi sin saberlo comenzaron a hacer metafísica. Es a Parménides de Elea a quien le corresponde el título del primer filósofo metafísico, ya que en su poema “Sobre la naturaleza” expone diversas concepciones sobre el Ser que lo acercan por primera vez y como a ningún otro filósofo de esa época al campo de la metafísica.

Por vía de Parménides el interés metafísico pasa a Platón, quien suponía a la filosofía (no diferenciada aún de la metafísica) como una ciencia de lo suprasensible, es decir, una ciencia de las ideas (necesarias y universales) que le dan fundamento al mundo que nos rodea. El mérito de Platón en la metafísica radica en preparar el camino para la construcción de esta ciencia, ya que la metafísica de este filósofo invariablemente nos remite a la de su discípulo Aristóteles (a manera de contestación), quien es el primero en hablarnos de una “filosofía primera”, expresión que usa el estagirita para referirse a la ciencia del ser en cuanto ser.

La “filosofía primera” de Aristóteles adquiere el nombre de metafísica cuando Andrónico de Rodas (siglo I a.C.) edita las obras del filósofo griego y a falta de un título en el tratado se decide a nombrarlo de acuerdo al libro que le antecede, “La física”, por ello después de la física encontramos “La metafísica”, con eso se solucionó la urgencia bibliográfica de ponerle un nombre al escrito aristotélico y desde entonces quedo como nombre no sólo del tratado sino de una parte muy importante de la filosofía.

Con todo y el referente sobre Andrónico hay muchos que sostienen que el nombre obedece a una causa superior, mayormente asociada con el contenido mismo del tratado, que busca penetrar en las cosas físicas para encontrar su razón y/o fundamento.

En el pensamiento de Aristóteles encontramos tres diferentes categorizaciones para esta ciencia; la primera es parecida a la de su maestro (Platón) que considera a la filosofía como una “ciencia de lo suprasensible”, la segunda donde se define a la incipiente metafísica como “ciencia de lo experimentable” o ciencia de la razón de las cosas, y en un tercer intento el filósofo la define como “ciencia del ser en cuanto ser”, que sin duda es la versión más extendida del concepto, a pesar de lo complejo que resulta su compresión.

Tradicionalmente la metafísica se ha interesado en estudiar dos amplísimos temas: la ontología y la teología. Eso resulta congruente ya que siendo una ciencia de los seres universales es lógico que vaya en búsqueda del conocimiento del ser en cuanto ser (ontología) y de Dios como la causa última de la realidad (teología), con todo y que para muchos ambos temas no conduzcan sino a callejones sin salida de los cuales no le ha resultado nada fácil salir a la metafísica.