14/5/11

Sócrates

Sócrates nace en Atenas alrededor del año 470 a.C., y muere en la misma ciudad, condenado a muerte, cerca del año 399 a.C. Se dice que fue hijo de un escultor y una comadrona, que sirvió a su patria en diversos enfrentamientos bélicos y que por un tiempo siguió el oficio de su padre hasta que optó por seguir la carrera pedagógica, aunque de forma totalmente diferente a los sofistas de la época.

A pesar de todos los datos de que disponemos sobre el filósofo, durante muchos siglos se ha discutido casi todo lo referente a la vida de Sócrates; incluso su propia existencia, esto ya que no legó ninguna obra escrita y que para muchos un hombre con tal vocación por la sabiduría y la virtud no deber ser sino el producto idealizado de la mentalidad griega, sin embargo son variadas las fuentes que nos hablan del filósofo como para tomar a todas como erróneas, las más importantes de estas fuentes son las de sus discípulos: Jenofonte y Platón.


La situación política y social que se vivía en Atenas, en la vida adulta de Sócrates, fue propicia para que proliferaran los maestros itinerantes, aquellos que cobraban altas sumas por instruir a la juventud en retórica y conocimientos generales. Sócrates no siguió ese camino, muy al contrario lo criticó y desafió. Interesado por la filosofía comenzó a estudiar a los filósofos naturalistas, fue entonces que descubrió su verdadera vocación y siguiéndola logró que la filosofía retornarse al hombre, eso porque en lugar de preguntarse por la existencia, por la esencia o por el ser (como sus antecesores) Sócrates se preguntó por el hombre mismo.


Ya los filósofos sofistas habían iniciado el camino antropológico en la filosofía, pero fue Sócrates quien transitó cabalmente ese camino, sin embargo nunca fue partidario de la sofistica, antes bien la criticaba y se oponía a sus tendencias, especialmente a la tendencia relativista de varios de estos filósofos. Eso porque mientras que los sofistas hablaban, por ejemplo, de una justicia particular a cada situación o a cada lugar, Sócrates afirmaba que debe por fuerza existir una “justicia” que defina a todas las demás. De ese interés por los conceptos universales nació su fama por la búsqueda de definiciones, fama que el propio Aristóteles le reconoce (a pesar de no haberle conocido en persona).


Una frase que define muy bien a la filosofía de Sócrates es esa de: “Conócete a ti mismo”, que aunque estuvo inscrita en el templo de Apolo (en Delfos) se le atribuye al filósofo, pues él aspiraba a que las personas (todos aquellos que encontrase a su paso) buscasen dentro de sí, conociesen su interior y/o escudriñasen sus pensamientos en busca de la verdad. Fue quizás a raíz de esa inscripción que Sócrates se dio cuenta de una máxime verdad que definiría el rumbo de su pensamiento: “Sólo sé que no se nada”, otra frase clave en la filosofía socrática. Conociéndose así mismo el filósofo se dio cuenta que no sabía gran cosa, que estaban errados los que creían saber y que era su misión (encomendada por el Dios) hacerles notar a los otros esa cuestión.


A lo largo de la obra de Platón encontramos a un Sócrates siempre interesado por cuestionar a todos, o más bien a aquellos bien dispuestos, para después mostrarles su falta de conocimiento; ello mediante la refutación y la ironía, para con un espíritu limpio de error realizar la labor de “parto” en el sujeto, en un tipo de analogía que el propio Sócrates hacia sobre su misión, similar al trabajo de una partera (como fue su madre) denominado mayéutica, que pasaría a ser el arte de hacer nacer pensamientos.


En cada uno de los diálogos platónicos en los que interviene Sócrates es notorio como el filósofo pretende llegar a un conocimiento mayor del que parte su interlocutor, les hace preguntas a las cuales cada vez les es más complicado responder. Es entonces que aparece el espíritu genial de este pensador, que con sus cuestionamientos limpia al espíritu del error en que se encuentran sus interlocutores (como si fuese un médico del alma); algunos le responden interesados, otros indignados y/o llenos de dudas, eso hizo que la fama de Sócrates de ser un sembrador de dudas fuese muy conocida en su ciudad. El mismo afirma en muchos diálogos que no esta ahí para resolver cuestiones sino para fomentarlas y que sea el propio dueño de una idea o pensamiento quien le de forma.


El carácter de lucha por la moral y de sembrador de dudas hizo que así como fama Sócrates cosechase enemistades, fue ahí de donde nacieron las intrigas que lo llevaron hasta la muerte. El filósofo fue llamado a juicio bajo los cargos de tratar de introducir en la ciudad el culto a otros dioses y de corromper a la juventud, cargos de los cuales se defendió elocuentemente, pero aun así los jueces votaron por mayoría en su contra y le condenaron a la pena de muerte, condena que Sócrates cumplió de la misma manera como exhortó a vivir a los hombres; con dignidad y respeto por un bien o poder mayor.

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